Es un hecho que la educación en las aulas de clase ha avanzado y cambiado con el uso de las tecnologías. Recordemos los salones en los que solo existía la pizarra verde y la tiza, y como ésta evolucionó a la pizarra de acrílico y el marcador. Como antes presentábamos exposiciones con rotafolios y láminas de papel bond, luego pasamos al proyector de láminas de acetato y ahora hacemos presentaciones con power point y video beam, estos últimos muy usados por los profesores para apoyar sus clases, sobre todo en la educación superior.
Esto nos muestra hasta cierto punto como las bondades de las tecnologías en el aula han simplificado y facilitado el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La tecnología presenta una serie de virtudes y posibilidades que pueden favorecer la educación. Le permite al estudiante un aprendizaje mediado por la exploración, en un entorno seguro, en el que siempre tiene la oportunidad de retroceder, parar, deshacer, o confirmar antes de tomar alguna acción irreversible. Además puede tener acceso a un sinfín de contenidos, en cualquier momento y cualquier lugar, las veces que sea necesario.
Sin embargo no todos tienen las destrezas y habilidades de manejar y sacar provecho de éstos recursos. Para que ésta interacción con la tecnología desarrolle la adquisición de conocimiento en el individuo y no solo la obtención de información, se hace necesario que el estudiante desarrolle competencias relacionadas con el saber-conceptual, el saber hacer-procedimental y el saber ser-actitudinal. Estas competencias guiadas por una buena pedagogía.
Se pueden cometer muchos errores al no tener claro el qué, por qué y para qué del uso de las TIC en los espacios educativos. Si el docente no está familiarizado con el uso de la tecnología, aunque ésta esté presente, éste no le va a dar provecho, pudiendo más bien interferir negativamente en su enseñanza. Si no se conocen las herramientas didácticas que se pueden ofrecer a los estudiantes con el uso de esas tecnologías, entonces se estará desperdiciando el recurso. Si no se tiene claro en qué tipo de situación instruccional o problema educativo se puede introducir el uso de determinada tecnología como apoyo didáctico, entonces solo se estará usando tecnología, pero no con el propósito de mejorar la educación.
Uno de los errores que se ha cometido es introducir la tecnología al aula escolar solo por tenerla presente y después es que se ha pensado en el problema educativo que ésta podría resolver, se piensa primero en la tecnología y luego se ha reflexionado sobre el para qué nos puede servir.
Las TIC son medios y recursos didácticos, que pueden ser utilizados por el docente cuando éstos les ayuden a resolver un problema comunicativo o le ayuden a crear un entorno diferente y propicio para el aprendizaje.
La tecnología se debe considerar y utilizar como un medio para la adquisición del aprendizaje y no como un fin. La tecnología no debe guiar nuestro “hacer”, ya que así como llegó, se transforma y cambia constantemente. Es el hombre quien debe conocer y así también aprender a utilizar ésta como recurso para fortalecer y enriquecer el aprendizaje, guiando a éste último hacia una evolución, avance y transformación dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje.
REFERENCIAS.
Cabero A., J. (2007). Las Necesidades de las TIC en el ámbito educativo: oportunidades, riesgos y necesidades. Tecnologías y Comunicación Educativas Año 21, N° 45.
Jaramillo, V., Rodríguez, O., Peralta, J. [Rackson4]. (2009, febrero, 22). La Educación del Siglo XXI. [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=pRoQA3yld3E
Salomón, G. (Junio, 2000). No es la herramienta lo que cuenta sino los fundamentos educativos. Ed-Media Meeting. Montreal. Recuperado de http://www.pent.org.ar/centro-de-recursos/no-herramienta-lo-que-cuenta-sino-fundamentos-educativos